miércoles, 29 de febrero de 2012

SABOTAJE

Harrrrta de que cuando alzo la voz para defenderme de violencias cotidianas e invisibles, de goteos hastiantes, de agresiones normalizadas, me llamen violenta, radical, intransigente, agresiva, loca, HISTÉRICA. Cansada de que cuando hablo con decisión o, sí, “hablo duro” porque no aguanto más, o simplemente porque me pega la gana, me digan que me calle: “modérate”, “no te alteres”, “habla más bajo”, “sé comprensiva”, “RELÁJATE”. Hasta el coño de que cuando expreso con seguridad mis ideas y critico lo que considero castrante, cuando discuto con la pasión sureña de a quien le encanta problematizar los lugares comunes, me insten a cruzar las piernas, erguir la espalda, colocarme el pelito tras la oreja y sonreír a la cámara. Sé una jodida buena chica.

¿Cuáles son las reglas del discurso políticamente correcto? ¿Quién las dicta? ¿A quién favorecen? Alterar los códigos es una estrategia de resistencia. Por la que se paga un alto precio. Pero yo seguiré aullando, furiosa, arrecha, incendiaria, con fuego bucal... ante vuestra miseria y agresiones cotidianas, “invisibles” y normalizadas. Mientras más me dicen loca, violenta, histérica (a mucha honra!) más ganas tengo de usar el GRITO (injustificado, indiscriminado, gratuito) como un modo de decir BASTA.

¿Que cuánto tiene de construcción de género eso? TODO


Pd: Y no, chicas y bichxs: ELLOS, con su sonrisita en la boca, sus "buenas maneras", sus bromitas y jocosidades ("ay, mujer, no te pongas así", "que estaba de coña, hija", "venga, que no es para tanto...), su "sarcasmo inocente", su "respeto a las reglas del juego" mientras "te la meten doblá" y te insultan por lo bajini SON LOS VIOLENTOS. He dicho.