sábado, 23 de agosto de 2014

Relatitos veraniegos con tajá de melón

Un pastor azota y grita en un idioma que desconozco, probablemente del este europeo, al rebaño para que se encarrile por los campos levantinos. 

Tres banderitas españolas ondean sobre el restaurante malamuertero de carretera. Se llama "Tres banderas".

En una esquina de la carretera a medio asfaltar hay un graffiti de pintura barata y caligrafía inestable. Dice: "Colectivo KTR, ke trabaje rita".

Pobre Rita. 

 #EscenasDeCastelló

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Llevar 2 días perdida sin papel ni boli y con escasos fogonazos de cobertura movilística con los que desahogarme en facebook es horrible. Sin embargo, aquí me tenéis, esbozando pinceladas del revoltillo mental. En esta ocasión con la imagen de "capitalism kills love" que colgó el Pau o el rollo éste de rEVOLución, que no me convencen nada. 

Me pregunto mucho si el capitalismo es oponible al amor, asociado lo primero con el beneficio y el interés y lo segundo con lo altruista y bondadoso (dualidad patriarcal donde las haya). Si realmente lo primero mata a lo segundo o si precisamente la dimensión amorosa de la vida es la que genera las condiciones de posibilidad de la mercantil, si el amor (o sí, al menos un modelo dual heteroromántico) no es el opio del pueblo capitalista. Pan, circo y amor. ...En fin, me pregunto qué es lo que nos viene a la cabeza cuando decimos "amor", si se nos olvida el carácter generizado del término y de las dinámicas jerárquicas que a través de él se generan en no pocas ocasiones, si es estratégico aferrarnos a él para enunciar o articular la lucha, si tendríamos que abandonarlo, en tanto que categoría en disidencia, transformarlo o desplazarlo. Dejarlo como está desde luego no me convence. Las barbaridades que se hacen en nombre del amor supongo que avalan mi rechazo. 

Releeremos a las economistas feministas de la ruptura y a MariLuz Esteban con su crítica al pensamiento amoroso para seguir dándole vueltas. Mientras, me aferro un rato a la reciprocidad, el apoyo mutuo y los cuidados como ejes estructuradores de mi lucha y, a fin de cuentas, de mi vida. 

Se me ocurren otras cosas que cuestionar(me) pero mi cutremóvil, el fachabook y esta playa especulada de Benicassim no dan para más. 

Con amor (dale don dale), 
Ana 

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SUR. 
Volver. Revolver. La luz de la frontera. Portugal ahí, al laito. Banderas de españa, andalucía, huelva, lepe. Que se sepa. Yo reparto cocacolas por la playa en onubense de pura cepa. Ceporros unos cuantos. Otras con cometas, para las mellizas y el pequeño, Cayetano, que es de los remedios pero aún no lo sabe. María Eugenia y Rocío sí, y ya caminan en su honor. Palabras de honor en las noches de discoteca del terrón. Reggaeton flamenco a todo trapo. Hi home, eho lo herá tu pae. Pijos y canis contra to sus muertos, dicen. Tinto de verano con blanca a medio terminar. Seco o mojao? 1 eurito por sé pa ti, morena. Sardina güena recién pescaita en mi barquita. Wendy se llama, ella me protege de la mar. Salá. Tortilla papas y sandía fresca. Ya no hay teles ni antenas, hay Ipads, aipah, wassa, de esa tan nuestra. Con favor y sin favor. Barullo de clase media. Ofú, ozú pero el osú es el que triunfa. Esos campos de golf qué feos son, quilla. Y el moha cargado de collares, tangas y vestidos anchos. Pa las carnes poco prietas de la señora guapa. Niña, po pa haber parío tres veces se conserva divinamente. La edad no perdona y otros lugares comunes del montón. Pa lugares comunes el centro comercial y el multicine de verano. 100 montaditos o macdonals, qué más da. 

Yo sólo sé que echo mucho de menos los paseos con mi perro Pancho al anochecer lantillero.

SUR. Volver, revolver, revólver a veces

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Cazurra, ceporra, cateta, bruta, ordinaria, verdulera, chillona, calorra, pueblerina, barriobajera, arrabalera, andaluza.

Todo eso soy. Y más.

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En Cazalla de la Sierra hay contenedores para papel, plástico, vidrio, residuos orgánicos. Y aceite.

Irene lo recicla en casa y con él hace jabones. Un día fue a llevarle uno con aroma de romero al señor Pepe, ése que vive al lado del campanario viejo. Él, muy molesto, le exigía una explicación sobre por qué era pija cuando llego al pueblo.
- ¿Pija yo, Pepe?
- Argo así me dijo er Pedrín, que le dijo la henterpueblo
- Será jipi, ¿no? - Eso, eso, ipi - ¿Pero usted sabe acaso lo que es eso, don Pepe?
- No, pero lo que me jode es que no me lo contaras.

Irene se lía con las palabras del pueblo. "Agalasá", "golindra"...
- ¿Eso qué es, Josefi?
- ¿Po qué va a ser, ía? Que te gusta jalá tela
- Pues no lo entiendo
- Lo que yo no entiendo es que tanto estudiá tanto estudiá pa despué no sabé lo que sabe tor mundo.

María me contó que podía ir a la estación a hacer yoga, que por lo visto ahí vivían unos yoguis, según le había dicho Juanma, quien los veía allí agazapados cada vez que pasaba por delante con las ovejas. Extrañada, fui a preguntarle. "Síii -me dijo Juanma-, ahí viven unos yoguis tor día dale que te pego con la jeringa, la cuchara y el papel de plata".

La camarera del bar "la zarcita", de Lepe, quien le acaba de servir dos rebujitos a Ahmed y a Dimitri a las 8.30 de la mañana, les pide que no fumen porros en el bar. Arfavó. Jomío. Pasando olímpicamente. En la mesa contigua José Antonio, hasta arriba de farla, se desgañita al son del último éxito de Bisbal. "Qué mottruo eh er canijo".

Milhojas, biscotelas, bollitos de leche, piononos, pezuñas, selvas negras, merengues, petisús, tocinos de cielo, brazos de gitano y tortas de hornazo se agolpan en el alfeizar del escaparate de la confitería encalá. Cerrada de 14 a 17.30.

Respeten la siesta, señoras.

#PueblosDelSur