Una vez más, vuelvo a estar ausente durante un largo período de tiempo. La verdad es que dudo si la motivación de mis ausencias viene dada por esta vida loca loca, multisituada, poli- (a la par que des-) ubicada, de ritmos incesantes e instantes mucho más que efímeros, o más bien porque este formato ya no se adapta a mis necesidades. O por las dos cosas. O quizás ambas sean lo mismo, o, al menos, estén estrechamente interrelacionadas: esta inmediatez de la información y la comunicación, este hacer casi sin pensar, o pensando a velocidad del rayo y con más herramientas (audiovisuales, gráficas, escritas...), esta improvisación de trucos de magia cotidianos. Ahora lo ves, ahora no lo ves. El twitter, el fachabook, los mails: a golpe de 2.0 se va tejiendo el día a día. Pum, lo cuelgo; pum, lo digo; pum, lo cuestiono; pum, lo comparto en ese grupo tan interesante y en pocos minutos ya están enteradas las colombianas, las mexicanas, las brasileñas y las catalanas que forman parte de ese grupo... y se extiende la llama. FUEGO (y tanto que lo mantenemos prendido). Y me da penita, porque me encantaba dedicarle mis ratos a escribir aquí, a expresarme a partir de este collage de ¿realidad? que es este blog. Pero hay demasiado que decir y me "atabalo".
Por otra parte, en el rato en el que antes escribía cartas, veía una peli, escuchaba el nuevo disco de Orxata Sound System (de descarga gratuita, por cierto), leía un artículo, hablaba un rato con una colega, (h)ojeaba el periódico, escuchaba la radio, miraba la web de tal o cual colectivo... ahora "estoy en el ordenador", haciendo lo mismito pero a ritmo de hastag, Fw y publicaciones en el muro. Locura o mucha tela pal body.
Y, por supuesto, la archiconocida y manida hasta la médula, nuestra siempre fiel señorona Precariedad. La precariedad así como la entendemos las feministas, ésa que va mucho más allá del trabajo asalariado, la que pone en la cuerda floja el propio sostenimiento de la vida en pos de la acumulación del capital. La precariedad de los afectos, los cuidados, la organización del cotidiano, el manejo de los tiempos, la habitabilidad misma de los cuerpos, también de las viviendas, de otros espacios físicos y no tan físicos, de las economías (en un sentido amplio) y de las finanzas, la alimentación, las relaciones sociales. El bienestar. Así, yo me muevo en ese magma confuso e incierto de lxs que hicimos huelga el 29M pero no computábamos: las paradas, las trabajadoras del hogar, las estudiantes, trabajadoras sexuales, migrantes, etc. Ahora estoy aquí, ahora estoy allá: trucos de magia cotidianos que posibilitan a duras penas el tránsito por este mundito y por este tiempo que nos ha tocado vivir. A pesar de todo ello, estoy convencida de que NO PASARÁN.
Vaya testamento para explicar (¿justificar?) mis ausencias, ¿no? En realidad me había metido aquí para compartir puntos de vista sobre esta "crisis" llamada capitalismo que me parecen interesantes. Desde la economía feminista de la ruptura, cómo no, ésa que desbarata el conglomerado teórico y práctico en el que se funda el neoliberalismo heteropatriarcal para poner en evidencia las falacias de sus principios y garabatear -con trazo grueso- otro mundo posible el cual, claro, será feminista o no será. Aquí os dejo dos artículos potentes además de los links a dos blogs en el que se cuentan las peripecias y reflexiones críticas de dos sobrevivientes, vivientes a veces, vividoras otras, sobre esta vida loca del paro y del infraempleo. Me lo paso pipa con ellas, la verdad:
- "No es solo un ataque al trabajo, es un ataque a la vida" (Amaia P. Orozco)
- "No es una crisis, es el sistema" (Cristina Carrasco)
- Blog "Diario de una parada"
- Blog "A lo grande"
Y aquí dos vídeos de Amaia:
1 comentario:
Siempre seguidora y fan de tus palabras me uno a ti con la inquietud de "dejamos de vivir la vida para contarla". Pero me mantengo en mi postura que la posibilidad de compartir, de saber de otras pensadoras, escritoras de la diario... es la oxigenación de mi alma.
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