Hace mucho tiempo que os quería hablar de ella, la más loca, diferente y hermosa de las princesas, la que renunció a una cordura falaz y mentirosa y se inventó un mundo de rayones y poesía. Entre otras cosas, ella es jardinera, estudia psicología, escribe maravillas, hace radio y está diagnosticada como enferma mental. Enfermedad y mente: qué términos más normativos y normalizantes, qué biomedicina imperiosa, qué binarismos más interesados en separar lo deseable de lo indeseable en función de los intereses de este mundo heterosexistacapitalista productor de sujetxs imposibles. "Administradme dosis fuertes de pastillas / para que no sepa pronunciar ni mi nombre / para perder el sentido de estar sintiendo / el sopor de una existencia llena de puñales", dice Cristina...
Su poesía duele y alegra a la vez. Frescura pura. Su libro, "la mujer-precipicio", es brutal. Ahora no lo tengo aquí y no os puedo copiar una de sus poesías que más me llegó a la boca del estómago (desde donde ella también escribe. De estómago a estómago y tiro porque me toca), pero ahí os pongo una que me encanta, mordaz, y os dejo el enlace a SU BLOG.
"No tienes derecho a decirme si debo o no debo,
Nadie es más que nadie,
Ni tus libros me valen porque yo tengo los míos
Y a veces no hay libros.
Que la vida es observar
Y notar como duele esa misma vida
En el origen profundo de las venas,
Dejar que te voltee y te hunda,
Mirar si tiene la forma de una ciudad
que visitaste hace años
y que queda en el recuerdo
No tienes derecho a decirme si soy o no soy
porque ser nadie sabe,
que todos somos miedo y alegría
y a la vez agua y hastío
no tienes derecho, jamás,
a decirme si valgo o no
porque no hay números en el alma
ni pastillas para el alma
no hay precio aunque insistan
vendiéndonos en cada esquina
no tienes derecho, tú, jamas,
a ser yo"
2 comentarios:
Divino el poema.
Gracias
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