Jenny Saville y mis regalitos de temporada

La vida te va haciendo regalitos inesperados!! Hay que estar atentas, mujeres, que en el momento menos pensado, en el lugar más insípido... plom!: ahí está, delante de tus ojos, una maravilla hecha objetito, gestito, color, textura, persona.
En la biblioteca pública de al lado de mi casa encontré -en la sección de intercambi de llibres (o sea, que me la quedé)- la "enciclopedia gráfica femenina EVA", de Verga-ra, subtitulada "el arte de ser mujer", formada por cinco apasionantes tomos dedicados a la belleza, la elegancia, la vida social, la vida sexual, y el hogar y la familia. El arte de ser mujer, y ahí están, las artistas, las ARTÍSIMAS, representadas de un modo sin igual en el año 1968, sí, sí, el de las turbulencias y barricadas. Creo que voy a abrir una sección sólo para hablaros del contenido de tan curoso documento, el cual, como intuiréis, no tiene desperdicio. Biblioteca pública: prometo truequear los cinco volúmenes por cinco libros que críen polvo en casa; no pude evitar llevármelos todos de un golpe. ¡Y lo feliz que iba yo dando saltitos camino a mi casa con los libracos bajo el brazo!!
Domingo tarde, aburrimiento total en una barcelona que no termina de tomar forma. Charlita telefónica con la meme y lagrimicas apunto de caramelo. Suena el timbre: ella quería estar conmigo, lo sabía, lo sabía!!!. Desde la basura, lxs coleguillas vecinxs habían rescatado una imponente máquina de coser!!! ...a tejer, a tejer se ha dicho. Era mi regalo prohibido, el anhelado, el imposible -por lo caro en tiempos de crisis-alarma (yo siempre he estado en tiempos de crisis, pero en fin...)-. Así que, petardas, desempolvar vuestros armarios y veniros a tunear los vejestorios que tenéis ahí dentro.
Wallerstein no estuvo mal. Un Chomsky en toda regla (lo digo por el público tan definido y su discurso tan vendible para la chiquillada alternativa. Cañero, mujer, cañero), viejito adorable y sabio sin pedanterías. Sábado sabadete, un wallerstein, un sistema-mundo y, claro, el polvete.
Y otro regalo reseñable de estos días es el que me encontré buceando por los interneses. Jenny Saville. Fascinante. Porque vive en Palermo. Por sus cuerpos mutantes. Por su desnudez. Por su ambigüedad. Por su sordidez. Porque no puedo dejar de buscar sus cuadros. Ahí os la comparto.