Comenzamos...

Tras un largo periodo sin tejer ciberrelaciones, sin entremezclar conocimientos, emociones, ráfagas fugaces de "clacs" mentales (esos puntos de inflexión tan rejodidos pero que tanto nos gustan), tras un tiempo seleccionando lxs destinatarixs de mis tránsitos cotidianos vía mail... he vuelto: cocida y enriquecida, mexicaneizada y remadrileñada, céntrica y excéntrica -difusos sus límites- con ganas fulgurantes de derrocharme, de esparramarme por las teclas del portátil sobre el que escribo. Portátil, como yo. Me porto y me reporto, nómada incansable. A veces sí me canso... pero me compensa. Me porto y me re-porto, me porto regular.

Como cuerpo habitado, habitable y habitante aquí me doy: mujer, hermana de mujeres, pueblerina de punto arrabalero, sureña con ojeras perennes, feminista, antropóloga, antropoloca, viajera, artes-ana, cantante y expianista, bailonga, amante de la guerrilla visual, del situacionismo, del anarquismo, heterodoxa, amaroza, a veces un poco amparo, siempre pozí, peleona, cabezona... contradictoria, paradójica, ambigua. La incertidumbre no deja de atraparme. Y, como me enseñó Gaelia, consciente de mi alteridad, re-definida constantemente.

Aquí me doy y les dejo con lo que en este momento me pre-ocupa:
La antropología, con la que me sitúo en los intersticios de la vida humana, de las relaciones sociales, con la que me extraño, me distancio y me acerco; los feminismos, que me proporcionan las herramientas para desmontar estructuras verticales dominadas por fachos y machos y me abre caminos insospechados de entendimiento del mundo; la teoría queer, que me rompe las categorías dicotómicas, las clasificaciones cerradas, la univocidad de la existencia; la guerrilla de la comunicación, y otras formas de arte y anti-arte, que crean situaciones caóticas, absurdas e incoherentes en medio de un orden tan plano y aburrido y lo tornan, así, habitable, resignificable, subvertible y creativo (véase contrapublicidad, graffittis, performances, poesía...); el situacionismo, una de las bases teórico-práctica de lo anterior, que me enseñó lo burdo del espectáculo, del gran teatro mediático-vital, lo artificioso de la gramática cultural imperante, que me enseñó a reir luchando... porque, como dijo Foucault, "el poder nos quiere tristes"; la alegría, por eso, porque "si no se puede bailar ésta no es mi revolución" (Emma Goldman); la calle, por ser un espacio clave de intersecciones, de con-tactos infinitos, lugar paradgmático en el que se gesta la creación y la subversión colectiva, la fiesta y el grito, para muchxs -paradójicamente- su "habitación propia"; los análisis de la precariedad, por ser una forma contemporánea y cruel de control social, por precisamente querer quitarnos la calle, el tiempo, el tiempo de estar en la calle; los movimientos sociales y el activismo, sin los cuales no estaría diciendo nada de lo que digo, mi motor, mi empuje, mis esperanzas, mis ganas; los estudios postcoloniales, que han sido capaz de trasladarse a las periferias para desplazarlas al centro del discurso, de problematizar las fronteras, lo fronterizo... las fronteras extra e intracorporales, geopolíticas y culturales.

"Mi cuerpo es un campo de batalla" Mis palabras y este espacio virtual, también.

Como dije en mi anterior blog "espero que este sea un espacio de intersecciones, tejidos, entremezclas y redes infinitas pero abarcables, donde se difumine la cuchara de la cocinera para parecerse a los dedos de la comensala". Ojalá lo compartáis conmigo. Que mis orejas, dos, oigan el doble de lo que mi boca, una, diga.
Os escucho. Os sonrío.